Colección: Queso fresco (5)

• Ayuda a mantener en óptimo estado huesos y dientes, contribuyendo a evitar la descalcificación y al óptimo funcionamiento de músculos y nervios.
• 100 g de queso fresco aportan 15 g de proteínas claves para la estructura, función y regulación de los tejidos.
• Es rico en calcio, vitamina A, D y vitaminas del grupo B así como magnesio, fósforo y potasio.
• También es rico en ácido fólico.

Que disfrutas y, además, te cuidas. El queso fresco es un tipo de queso ligero con pocas grasas y calorías. Puedes comer a diario raciones de entre 75 y 100 gramos para contribuir a lograr la cantidad de 3 raciones de lácteos diarios recomendada para un adulto sano. Este queso blanco suele estar elaborado con leche de vaca, así que si eres alérgico a la lactosa no es adecuado para ti, pero en los demás casos es un alimento beneficioso en el contexto de una dieta equilibrada y saludable.

El proceso de maduración del queso fresco hace que tenga una caducidad temprana, de entre 8 y 12 días, similar a la de los yogures. Por eso lo ideal es comprar queso fresco para consumir en pocos días. Hay muchas formas de consumirlo si no quieres repetir el mismo plato varios días seguidos. Pruébalo de postre, desayuno o tentempié con miel, frutos secos, mermeladas, con membrillo o con fruta fresca, añádelo a ensaladas o en tostadas de aperitivo con anchoas en conserva, por ejemplo.

El queso fresco tiene mayor concentración de nutrientes y el contenido acuoso del suero. El yogur tiene fermentos lácteos. Por eso ambos son buenos y como no son incompatibles en la dieta lo ideal es disfrutar de los beneficios de ambos.

Olvida falsos mitos al respecto. Puedes consumirlos juntos o separados en la misma comida. De hecho, puedes mezclar queso fresco con yogur en la misma proporción con hierbas frescas y aceite de oliva virgen extra para tener una salsa casera para ahumados, verduras asadas u otras recetas.